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“Noche de pesadilla al cambiar una rueda en la ruta hacia Tafí del Valle”

PESADILLA EN LA RUTA 307| Eduardo, un residente de Tafí del Valle, compartió en redes sociales una experiencia extraña y aterradora que vivió hace unos días en la ruta 307. Mientras regresaba de Monteros al anochecer, decidió detenerse cerca del Monumento al Indio para cambiar una rueda antes de que oscureciera por completo.

Mientras se encontraba ocupado con la tarea, Eduardo escuchó un silbido cerca de él, que se repitió tres veces. Pensando que podría ser un operario de vialidad, se levantó para investigar, pero no encontró a nadie. Decidió continuar con su trabajo.

Poco después, una camioneta se detuvo para ofrecerle ayuda, pero Eduardo amablemente la rechazó y agradeció el gesto. Sin embargo, continuó escuchando ruidos de piedras que parecían venir de otra dirección, no del cerro.

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Movido por la curiosidad, se acercó al lugar de donde provenían, pero no encontró nada a simple vista. Sin embargo, pudo escuchar una risa burlona a pocos metros de distancia. En ese momento, decidió dejar de lado su valentía y curiosidad para terminar de cambiar la rueda lo más rápido posible.

Después de colocar el repuesto y guardar sus pertenencias en el maletero, Eduardo notó que las piedras que habían caído anteriormente en la ruta ya no estaban. Sorprendido, se apuró al escuchar una voz clara y audible en medio del silencio que le dijo: “ya te vas”.

En la oscuridad, solo podía ver la luz intermitente de la baliza de su auto. Sintiendo miedo, decidió orinar rápidamente antes de subir al auto, ya que tuvo la extraña sensación de no estar solo en ese lugar. Una vez más, escuchó el sonido de piedras cayendo cerca de él en el asfalto.

Además, recordó que mientras conducía y se alejaba del lugar, vio una figura borrosa parada en la ruta a través del espejo retrovisor. Se persignó y continuó mirando hacia atrás hasta que tomó una curva.

Por último, Eduardo mencionó que nunca supo qué sucedió en ese lugar, solo sabía que no había casas cercanas y que algo hizo notar su presencia.

Cada vez que pasa por ese lugar, Eduardo siempre mira y recuerda lo que vio y escuchó en aquella tarde-noche en la ruta 307, dejándolo aún conmocionado.

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