Gracias a aquellos estrafalarios cortes de cabello y peinados femeninos que eran moda estricta entonces, la década de 1990 fue la era dorada de los peluqueros, entonces bautizados pomposamente como “coiffeurs”; una época en la que importaba más lo que la cabeza tenía por fuera que por dentro…
Y un peluquero brillaba entre todos: Roberto Giordano, quien creaba estilos para famosas de toda ralea (como quien era primera dama, Zulema Yoma) haciéndolos populares gracias a los fastuosos desfiles que organizaba y se televisaban desde Pinamar y Punta del Este, donde veraneaba la crema y nata de la farándula argentina.
Símbolo del éxito obtenido rápidamente y a cualquier costo, se rodeaba de las más bellas “celebrities” rubias de la época, como Valeria Mazza, Nicole Neumann, Rocío Guirao Díaz, Julieta Prandi y Dolores Barreiro. Nadie entonces podía hacer gala de tanto glamour.
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Carlos Menem y Zulema Yoma, clienta habitual de Roberto Giordano.
“Qué noche, Teté”, fue uno de sus latiguillos y se convirtió en parte del habla popular durante el menemismo, cuando era acompañado por Teté Coustarot en la conducción de aquellos fastuosos desfiles que reflejaban mediáticamente el deseo de todo argentino y argentina de bien…
En 1995 pronunció otra de las frases que quedarían eternizadas: “No me peguen, soy Giordano”, gritó en el estacionamiento del estadio Monumental en un intento desesperado para evitar ser agredido por la hinchada de River.
Nacido en Quilmes el 2 de julio de 1945, llegó a ser dueño de una cadena de peluquerías con la que sostenía un lujoso modo de vida, pero con el nuevo milenio y los reclamos judiciales por tributos impagos comenzó su decadencia empresarial y mediática.
Acosado por deudas impositivas que primero la DGI y luego la AFIP le reclamaban, se mudó a Maldonado, Uruguay, sin poder evitar que se llevaran a cabo juicios en su contra, por los que fue condenado: la evasión sumaba millones, en IVA y Ganancias, según un fallo judicial.
No fue a la cárcel, pero no pudo impedir que su imperio de peluquerías repartidas en el país y el exterior se fuera a pique. Sin embargo, siguió manteniendo en Uruguay un nivel de vida acorde a los de un millonario, mientras continuaba aumentando su deuda con el fisco argentino, tanto tributarias como laborales y previsionales. Casi un símbolo de heroísmo en estos nuevos tiempos de menemismo reciclado…
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Roberto Giordano.
En los últimos años se refugió en su mansión cercana a Punta del Este, donde había brillado como ninguno; alejando de los medios e incluso de muchos amigos y amigas que supo cosechar en momentos de gloria, como Mirtha Legrand.
En mayo de 2022 regresó de urgencia a Buenos Aires para ser operado de una afección cardíaca en el Instituto Cardiológico de Buenos Aires (ICBA). Su vida corrió riesgo pero logró sobrevivir a la intervención.
Poco después aseguraba desde su exilio uruguayo que no volvería a radicarse en la Argentina porque es “un país en el que no hay seguridad jurídica…” Confesaba solo extrañar ir a La Bombonera para ver al club de sus amores.
Pero tuvo que volver para ser internado en el Sanatorio Mater Dei, donde no sobrevivió a una operación para el cambio de un marcapasos. Leonardo Roberto Giordano, el peluquero de las estrellas, falleció este viernes a los 79 años. Sus restos serán cremados y sepultados en el cementerio de Chacarita.
Embed – Desfile GIORDANO 1998 Punta del este
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Fuente: minutouno.com