El por demás apacible y tranquilo paraje Vega del Tero, Neuquén, fue escenario privilegiado de un hecho asombroso: más de 100 cóndores andinos (Vultur gryphus) surcaron el cielo en una suerte de danza ancestral sostenida por las corrientes térmicas de la Patagonia norte.
Puntualmente, el avistamiento que fue registrado por el fotógrafo @tyncho.photographs tuvo lugar en el camino al Volcán Domuyo y Los Bolillos, en cercanías a la Ruta 43, y, como era de esperar, al poco tiempo de compartirlo en sus redes sociales, comenzó a hacerse viral, despertando todo tipo de comentarios.
Cóndor andino: especie en peligro de extinción
“Seguramente se estaban alimentado, debe haber habido un animal muerto. En esta época pasa. Tratan de levantar toda la comida que pueden para pasar el invierno antes que la nieve tape la cordillera. En las imágenes, pareciera que estuvieran comiendo una vaca muerta. Pero no hay suficiente nitidez como para confirmarlo.”, explicó Nicolás Lagos, director provincial de Fauna, Áreas Naturales Protegidas (ANP) y del Centro de Ecología Aplicada de Neuquén, en una entrevista con Red43.
“Son aves que tienen la capacidad de hacer grandes distancias en busca de alimento, tanto es así que pueden volar entre 300 y 400 kilómetros. Lo más probable es que hayan estado comiendo. La historia de ellos es muy particular: si una hembra muere, después el macho se suicida. No andan solos ni son agresivos entre ellos. Son seres que viven en grupo. Se alimentan en conjunto; y en invierno, tratan como toda ave de juntar la mayor cantidad de calorías que pueden”, agregó el especialista.
Clasificado a nivel mundial como especie “Casi Amenazada” por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN), y protegido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) el cóndor andino es el ave voladora terrestre más grande del mundo, símbolo nacional en varios países sudamericanos. Tiene una envergadura de hasta tres metros, alcanza los 15 kilos, su vuelo planeador depende de fuertes corrientes térmicas y, a pesar de su imagen majestuosa, el cóndor enfrenta graves amenazas.
Además, cumple un rol ecológico irremplazable como carroñero, ya que puede comer hasta 4 kilos de carroña por día, reduce los focos de enfermedades al eliminar animales muertos, facilita la limpieza del paisaje, y, gracias a su pico enorme y fuerte, puede abrir la piel de los cadáveres y permitir que otras especies accedan a las vísceras.
Fuente: perfil.com