“Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla”. (Lucas 6:29-30)
Si está en la Biblia, palabra santa. Y si hay foto, hay video. Luego del golpe recibido en los comicios electorales, Enrique Romero sufrió otro traspié inesperado y esta vez no fue en las urnas sino en las calles que tantas veces lo han abrigado.
Por causas que la Justicia ya investiga, el municipal más famoso, querido por muchos, odiado por otros, cantante de tangos, el hombre quedó mirando al sudeste cuando, palabra va, palabra viene, hizo bajar a un joven de un vehículo detenido y comenzaron los agravios.
Rodeado de policías, la escena subió de tono, las balizas iluminaron la característica gorrita del subdirector de Tránsito de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, tocaron las campanas, la avenida se convirtió en un ring y bomba: “¡Noooooooooooooooooooooooooooo!”, gritó la platea femenina que grababa todo con el celular.
“¿Por qué me has pegado? ¿Por qué me has pegado?”, le preguntaba Enrique al joven, mientras la Policía se preparaba, tarde, para defender al municipal y elevar un sumario. “¡Policía! ¡Policía!”, grita Romero, mientras el final se desvanece, como estos días difíciles para llevar adelante. Cobró Romero.