Los cuerpos de Paloma, de 16 años, y Josué, de 14, fueron encontrados el 30 de enero pasado en un descampado del partido bonaerense de Florencio Varela. Los investigadores analizaron desde videos de las cámaras de seguridad de la vía pública hasta una conversación que mantuvieron justo antes de ser asesinados.
Tras el análisis de las cámaras de seguridad, se estableció que Paloma y Josué llegaron al lugar a las 18.12, y después no se supo más de ellos hasta que sus cuerpos fueron encontrados el 2 de febrero, dos días después de su asesinato.
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Tres meses más tarde, no hay detenidos por el doble crimen y el pastor Omar Gallardo, padre de Paloma, ratificó en las últimas horas que él y su abogado, Aníbal Osorio, solicitaron la identificación de un sospechoso.
El objetivo de Gallardo es que la Justicia bonaerense detenga al hombre que él y su abogado señalaron.
En febrero de este año había un detenido en la causa, un hombre de 36 años que tenía en su poder un celular con un código IMEI coincidente con el de Josué. El teléfono, tras ser robado, terminó en un local de reparación de celulares en General Roca, Río Negro.
Los investigadores trabajaron en esclarecer cómo llegó a manos del hombre el celular de Josué, pero a pesar de las expectativas de que el detenido aportara información clave sobre la situación, su negativa a declarar sigue alimentando la incertidumbre sobre los hechos.
También se realizaron allanamientos en un taller de reparaciones de teléfonos donde se habría encontrado la carcasa del celular de la víctima, pero no hubo novedades del caso hasta ahora.
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