En quechua, Escaba significa “donde se juntan las aguas”. Entre el dique y el cielo, los colores no se diferencian. Los visitantes experimentan una experiencia única en el extenso paisaje del valle de esta tierra fértil, contrastada por colinas con exuberante vegetación y el azul cristalino del espejo de agua.
Desde Alberdi, se viaja unos 20 km por una ruta asfaltada hasta llegar a boca de la Quebrada, donde el camino es de ripio y comienza la subida, que hará que los turistas quieran volver a la aventura de Escaba.
La represa fue construida entre 1943 y 1950 para generar electricidad, reducir inundaciones y regular el agua de riego en los ríos Singuil y Marapa, y también es una opción atractiva para turismo y el paseo.
PUEDE INTERESARTE TAMBIEN: «¿Por qué visitar Tucumán?»
Su muro de contención posee una altura de casi 100 metros, lo que supone una magnífica obra para quien lo visita. En sus arcos se encuentran algunos de los santuarios de murciélagos más grandes de América Latina, que contribuyen al equilibrio ecológico del lugar.
Otros atractivos imperdibles de Escaba son “El Divisadero”, un lugar singular al que solo se puede acceder a caballo, o “La Cascada”, que se encuentra a dos horas de caminata y tiene unas vistas inmensurables.