Un plazo de 72 horas, le habrían cedido al ingenio Ñuñorco de la ciudad de Monteros, al igual que al Aguilares (en el sur de la provincia), para resolver la emanación de hollín constatadas. Luis Marcelo Lizárraga, subsecretario de Protección Ambiental de la provincia, hizo el llamado de atención a las plantas azucareras.
Vecinos de Monteros y Aguilares, hartos de la “lluvia negra”, denunciaron el problema. El funcionario señaló que ambas fábricas fueron inspeccionadas y señaló “las deficiencias por la falta de limpieza en algunos sectores donde se acumula bagazo, que este año es más liviano y puede ser arrastrado por el viento por las características meteorológicas”.
Según consigna La Gaceta, Lizárraga habría apuntado, en que “La caldera, que utiliza el bagazo producido como combustible, se ve superada por el trapiche. “De allí, la acumulación observada”.
Ante la problemática, el funcionario hizo hincapié, “en que aquí no se requiere inversión, solo administración. El responsable de la fábrica también reconoció la emergencia y se mostró dispuesto a solucionarla lo antes posible. No es negación ni escondite, es que se enteraron de que teníamos razón. Además, en caso de problemas o nó, es marcado por el registro totalizador.
El subsecretario de Protección Ambiental de la provincia sostuvo, que dentro de los inconvenientes observados en los ingenios azucareros de Ñuñorco y Aguilares, “hay que tener en cuenta que estos han ocurrido en máquinas pesadas, de gran tamaño, que están sujetas a daños que no pueden ser resueltos fácilmente de inmediato”.
“Son inconvenientes lógicos –subrayó– que atañen a la epidermis de la sociedad, más consciente y sensible a todo lo que afecta al medio ambiente. Y no está mal”. Sin embargo, consideró que “ante la urgente necesidad de producir alimentos, debemos tener cierta flexibilidad”. De todos modos, insiste en que “la producción debe ser respetuosa y sostenible con el medio ambiente”.
Lizárraga asegura que si bien hay problemas con la zafra, se van a solucionar y distan mucho de la magnitud de “este Tucumán, donde llovía ceniza todos los días”. ”
Asimismo hizo referencia, a los tiempos en que “caía la Maloja y nuestras abuelas salían corriendo a buscar la ropa”. El funcionario insistió: “Ya no podemos hablar más de lluvia negra o de ceniza; en cambio, es un fenómeno nocturno o diurno que se presenta por razones circunstanciales.”
A su vez, subrayó que sus dichos, se basan en que toneladas de ceniza se acumulan en los filtros húmedos de los ingenios azucareros y no se liberan a la atmósfera”.
El funcionario también negó que haya un recrudecimiento de las quemas de cañaverales. “Podemos demostrar que hay alguna mitigación de este problema, habría argumentado.
En cualquier caso, los incendios provocados por el cambio climático son una amenaza permanente en todas partes del mundo”, dijo. Lizárraga también consideró que los inconvenientes encontrados en algunas fábricas azucareras son “más notorios” porque se encuentran prácticamente en el centro de las localidades.
Es el caso del Ñuñorco en la ciudad de Monteros, El Corona de Concepción y el Aguilares de la localidad del mismo nombre. Ante esta realidad y mirando hacia el futuro, advirtió sobre la necesidad de elaborar y promulgar una ley de ordenamiento ambiental. “Es importante determinar el eje de crecimiento industrial o productivo de la provincia”, subrayó.
Grave impacto del Hollín en Monteros y demás localidades del sur tucumano
Ayer, la fundación ambientalista Ave Fénix publicó una investigación que presentó en el 32° Congreso Argentino de Pediatría (2017) el Director de Epidemiología de Siprosa, Rogelio Calli, sobre el tema “El Impacto de la Contaminación Ambiental”.
Afirma que “los estudios han encontrado una clara correlación entre las emisiones de partículas y los efectos sobre la salud en adultos y niños, lo que lleva a síntomas y episodios asmáticos más frecuentes y graves durante la quema de campos de caña de azúcar”.
“Durante la fase de intercosecha el número promedio de partículas en el aire fue de 399,4 ug/m3 y durante la fase de cosecha de 536,6 ug/m3, esta última por encima de la concentración permitida”, advierte el informe.
Durante la época de cosecha, “los niños tenían más del doble de probabilidades de tener síntomas respiratorios y oculares”, dice.
Presentando específicamente el caso de Monteros, dice que en el período 2010-2012, “cerca de 1.500 niños entre 6 y 14 años presentaron síntomas que podrían atribuirse únicamente a la cosecha, entre estos síntomas oculares y respiratorios”. “Se han identificado efectos en la salud infantil en episodios agudos de exposición inusualmente alta.
No conocemos el efecto de los compuestos que permanecen estables en el aire durante mucho tiempo. Dichos compuestos tienen propiedades cancerígenas o agravan enfermedades respiratorias y cardiovasculares preexistentes”, advierte.
Finalmente, el informe destaca la necesidad a nivel institucional de “fortalecer las autoridades de control para asegurar el cumplimiento de las normas existentes”.
A nivel del sector privado, recomienda “crear conciencia sobre el daño ambiental y la salud pública”. Gustavo Mahmud, titular de Ave Fénix, aseguró que el informe en mención fue entregado personalmente a las autoridades ambientales de la provincia y de todos los ingenios azucareros.
Cosas así “nadie puede discutir -dijo- con el desconocimiento del daño que se hace a la salud de las poblaciones, especialmente de los niños, que no respetan ni hacen cumplir las normas ambientales”, dijo.