Luca es una podenquita de 8 años, salvada del “corredor de la muerte” de una perrera. Desde hace cuatro años vive segura, querida y bien alimentada con Fernando, su adoptante. Disfruta corriendo por el campo, paseando por la ciudad, se lleva bien con otros perros, con niños, es muy, muy cariñosa… una perra adorable. Solo tiene un problema que le hace sufrir mucho: los ruidos de truenos, petardos, fuegos artificiales…
El miedo a los sonidos fuertes, a los ruidos estridentes, sobre todo en los perros, provoca un gran sufrimiento a los animales. En algunos casos, se trata realmente de pánico, y al escuchar el estruendo de la pirotecnia salen huyendo sin atender a las llamadas de sus dueños y resulta difícil o imposible encontrarlos después. ¿Quien no ha visto anuncios en redes sociales pidiendo ayuda para localizar a algún animal perdido de esta forma? Algunos incluso mueren atropellados en esa loca huida, o pueden sufrir una taquicardia y llegar a morir.
¿Por qué aterrorizan los ruidos de petardos a nuestros animales? Pues básicamente porque su capacidad auditiva es mucho mayor que la nuestra. Digamos que escuchan los sonidos unas tres veces más altos que nosotros. Así, mientras los humanos nacemos con la capacidad para escuchar sonidos de hasta 20.000 hertzios, los perros tienen un alcance auditivo que va de 10.000 a 50.000 hertzios, y pueden escuchar a una distancia cuatro veces superior a la que lo hacemos los humanos. Por su parte, los gatos son capaces de registrar sonidos de hasta 65.000 hertzios.
Además, tenemos que pensar que ellos nos saben que los ruidos de petardos y fuegos artificiales no implican peligro; ellos los interpretan como una amenaza, es como si, por ejemplo, nosotros oyéramos el ruido de un bombardeo.
Este miedo genera en los animales una reacción física: su sistema nervioso libera mucha adrenalina y cortisol, la hormona del estrés. Por eso hay animales que tiemblan, jadean, vomitan, tienen diarrea o incluso taquicardias al escuchar ruido de petardos o truenos. Por eso, hay que tener especial cuidado, porque tanto si están en casa como si se encuentran en la calle o en el campo, pueden tratar de huir desesperadamente.
El problema es grave y generalizado, por lo que hace años se promueve la utilización del hashtag #NOSEASPETARDO y existe un grupo en Facebook con el mismo nombre para ayudar a las personas cuyas mascotas sufren esta fobia a los petardos y concienciar sobre los efectos de la pirotecnia en los perros. Actores, escritores y otros personajes famosos como Dani Rovira o Rosa Montero han colaborado en esta labor de concienciación.
“El miedo a los ruidos de petardos, en general, a los ruidos estridentes como los timbres, ciertos vehículos, fuegos artificiales, obras… es en muchos casos realmente una fobia y debe tratarse de manera anticipada a que se produzcan esos ruidos. La forma de hacerlo es, sobre todo, a través pautas de comportamiento”, explica Marta Arroyo, etóloga y educadora canina de IntegranDog .
Y entre sus consejos destacan los siguientes:
- Al salir de paseo con tu perro, evita los lugares donde creas que es probable que tiren petardos o se lancen fuegos artificiales.
- No dejes a tu perro o gato solo en casa cuando sepas seguro que va a ver petardos, fuegos artificiales, etc.
- Cierra todas las ventanas y puertas para reducir en la medida de lo posible el sonido del exterior.
- Prepara una zona donde pueda refugiarse como una especie tienda de campaña, una casita con una caja… y quédate a su lado en los momentos de más estruendo.
- Pon música relajante a un volumen elevado a modo de barrera acústica. Lo ideal es que el animal haya escuchado esa música en otras ocasiones previas, en momentos en los que está calmado, así tendrá más efecto relajante y no la asociará a algo negativo para él como son los ruidos de petardos.
Pero mientras se produce “el bombardeo”, ¿debemos consolar a nuestros peludos? “Es positivo acompañarles cuando sienten miedo, al igual que nos sucede a nosotros cuando estamos asustados. Lo importante es la manera en que se realiza ese acompañamiento, que debe ser desde la calma, para ayudar a que estén más tranquilos. Si lo hacemos desde la preocupación, sólo estaremos provocando que se pongan aún más nerviosos. También les podemos dar masajes, si les gustan, para ayudar a que se tranquilicen más rápido y se sientan más seguros”, explica Arroyo.
Además, esta etóloga añade que en algunos casos, podemos tratar de desviar la atención de los petardos o de los truenos jugando. “No todos los perros podrán jugar, dependerá del nivel de miedo que estén experimentando. Podemos intentarlo con juegos de estimulación mental muy sencillos, mucho más de lo que el perro esté acostumbrado, ya que cuando uno tiene miedo, concentrarse resulta mucho más complicado. Si conseguimos inducir ese estado de concentración, rebajaremos la ansiedad y el miedo”, comenta.
Remedios naturales
Para casos de pánico extremo existen medicamentos sedantes, pero que deben administrarse siempre bajo prescripción veterinaria. De todos modos, muchas veces no es posible emplear ese tipo de calmantes químicos por sus efectos secundarios. Están contraindicados, por ejemplo, en caso de que el animal padezca enfermedades cardiacas, hepáticas, renales, epilepsia, entre otras.
¿Qué otras opciones existen? Pues hay una serie de productos elaborados que favorecen un estado de calma y bienestar evitando riesgos. Son los llamado nutracéuticos. “Son suplementos dietéticos y remedios herbales elaborados con ingredientes naturales que ayudan a tranquilizar a los animales en momentos puntuales. La vía olfativa, por ejemplo, es muy efectiva. La aromaterapia, es decir, aceites esenciales como el de lavanda, ylang-ylang, manzanilla romana o incienso tienen efecto calmante. También hay mezclas herbales y suplementos con triptófano de administración oral que les tranquilizarán. Y técnicas como el Tellington Ttouch, a base de colocación de vendas elásticas y realización de sencillos masajes que resultan útiles”, explica Esther García, directora de Herbolario para animales Sol de invierno.
En el mercado también existen productos en forma de collares o difusores que copian de forma sintética ciertas feromonas de perros y gatos generando olores familiares para ellos que les resultan agradables y tienen un ligero efecto calmante.
No olvidemos que otros animales domésticos como pájaros, conejos o hámsteres también pueden sufrir estrés acústico. En este caso, lo mejor es acudir a un veterinario especializado en animales exóticos o protectoras especializadas en este tipo de animales como La Madriguera, que sabrán aconsejar cómo actuar.